jueves, 15 de junio de 2017

Amanecerte, congelada, nublada y a bocanadas.
Te encuentro en la poesía, en el otoño, en el azul frio y nítido de las mañanas,
te encuentro sobre todo en mí.
Conozco insomnios sometidos
a la voluntad de no querer dejarte
ni por un segundo.
Existió esa rareza en noviembre,
la de un triste día lluvioso, que te trajo a mí.
La tierra azul me hizo llorar,
los atardeceres que predecí me hicieron sangrar.
Vivo repleta de demonios verde vómito,
de fríos infernales y respiraciones invernales,
repleta de tus lagunas inalcanzables.
¿Cómo resistirme al aroma más poético de amarte?
Tan terca y hermosa,
tan oculta en un abismo rosa,
lloramos lluvias cinco minutos al día
y nos entregamos en pedazos,
nos entregamos en estrellas.
¡Que placer quizás encontrar alguna vez
la cruz del sur que me escondiste!
Estoy desvelando mitos, estoy perdiéndome,
estoy amándote. 

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