miércoles, 16 de julio de 2014

Ángel de la muerte

Como aquella tarde gris de agosto, te vuelvo a ver, solo que ahora no como oscuridad si no como un destello de luz pero sigues siendo la misma. No has cambiado nada en realidad, te recuerdo perfectamente como si te hubiese visto ayer, el mismo oscuro cabello, largo hasta la cintura, la misma estatura, demonios no entiendo aun como es que todavía recuerdo eso, la misma piel pálida que no me dice nada, tu andar, esa forma que tienes de volar como si todo fuera a mejorar, solo hay algo que logro encontrar distinto en ti. Tu mirada. Esa primera vez que te vi y me viste, tu mirada era plena, vi felicidad y me transmitiste ganas de morir. Esta vez tu mirada es vacía, veo tristeza y me transmite ganas de vivir. Y como ya mencione no has cambiado mas que eso en todo este tiempo, desde aquella tarde gris de agosto en la que te vi. Yo sin embargo, bueno, creo que no tengo mucho que decir sobre eso, he cambiado, si, todos lo hacen luego de setenta años y casi siento vergüenza de estar aquí sobre mi lecho de muerte y tu tan hermosa, como aquella tarde gris de agosto, cuando te vi por primera vez llevarte el alma de ese muchacho suicida que decidió acabar con todo de una vez. Y otra vez lo digo, estas mas hermosa que nunca. Llévame contigo. Llévame lejos. Extiende tus alas oscuras y llévame, seré tu ángel y tu seras el mio. Te prometo una eternidad juntos, hasta el fin de los tiempo, cuando ya nada exista. Nunca había sentido tantas ganas de vivir lo que es irónico ya que prácticamente estoy muriendo pero te juro ángel mio que si me voy en tus brazos, deseo morir ahora mismo.
Como aquella tarde gris de agosto, cuando con solo veinte años la vio por primera vez llevándose el alma de aquel suicida y se enamoro para toda su vida, el ángel de la muerte así lo hizo con el, en una soleada mañana de febrero, donde el sol resplandeció mas que nunca.

domingo, 13 de julio de 2014

Cuenta la leyenda...

...cuenta la leyenda que aun se escuchan los gritos del demonio por el oscuro pozo del infierno, buscando en cada rincón el alma de su amado, implorando rescatarlo, prometiendo encontrarlo...

Entrego mi alma a ti

Estaba en la oscuridad, escondida en lo mas profundo de las sombras, la copa de los arboles se agitaban con fuerza y el cielo oscuro pedía lluvia a gritos. En el negro camino que iba al bosque alguien corría, gritaba, sollozaba, no podía decir con exactitud si ese alguien era una persona, y allí de nuevo se vislumbraba, como una estrella fugaz era muy rápida, era muy hermosa. Pero estaba muerta. La chica se acerco y de pronto el espíritu volvió a correr, ella solo opto por quedarse por quedarse en el camino parada esperando ¿qué? ¿un maldito espíritu? ¿en serio había llegado a tal punto? pero no era solo eso o las muchas cosas que estaban pasando, no era ella, era como si sus pies la hubieran prácticamente medio arrastrado fuera de su casa y por alguna extraña razón se encontraba ahí, atraída por un espíritu. En la otra punta del camino el espíritu se asomaba y desde allí pudo distinguir sus tristes ojos celestes, de larga cabellera rubia ella se acercaba cada vez mas y por un momento todo se volvió negro.
Y allí estaba otra vez, el espíritu ya no corría, ya no gritaba, ya no sollozaba. Ella estaba tendida en el suelo con los ojos fijos en el cielo que estaba a punto de explotar y los truenos que siempre le habían encantado oír y lo mas triste de todo es que una parte de ella ya se había ido. El espíritu la miro a los ojos y pudo ver vida pero sin embargo la chica vio infierno, se acerco mas a ella y con una voz profunda susurro unas palabras que apenas pudo escuchar, mirando sus ojos celestes así lo hizo "¿Cuales son las palabras mágicas que se dicen para entregarle tu alma al diablo?". Y con eso el cielo se echo a llorar y todo había desaparecido

viernes, 11 de julio de 2014

Memorias de un ángel suicida

Recuerdo como la sangre brotaba de mis muñecas, un segundo roja, al otro negra. Recuerdo ese dolor infernal que sentía y esas voces que me consentían. Recuerdo el silencio. Ese silencio que toda mi vida me había dicho que mamá llegaba tarde del trabajo. Recuerdo el teléfono sonar al fondo del pasillo, las agujas del reloj hacer tic tac, los pasos sin dirección de los fantasmas que siempre hubo.
Ni una nota deje, ni una explicación, ni un porque.
Recuerdo como en un segundo esas voces suplicantes habían sido reemplazadas por voces confusas que traían palabras de aliento y que no servían de nada. Recuerdo esas hermosas y dolorosas alas blancas, tan resplandecientes como las nubes, salir de mis omóplatos. Recuerdo ese grito de alegría y alivio y todas las emociones que alguna vez había sentido. 
El volver a recordar mi vida y el volar. 
El recuerdo de que todo eso sea un sueño. 
Recuerdo que recuerdo que aun recuerdo que ese recuerdo me produce recuerdos.